Monday, July 30, 2007

[ Dreammmmmhh...]



tus manos, siempre son tus manos, y siempre es su llanto, molesto, taladrante, pero esta vez estaba sorda, excepto para tus palabras, sera por que en el mundo real soy solamente vulnerable a lo que salga de tu boca, y para los demás, sigo estando sorda....

Tuesday, July 24, 2007

[ Insomnia ]



Dos noches, largas, interminables. Una vuelta y otra mas, sin saber, sin adivinar el por que de este repentino insomnio. Y de pronto, salida de la nada la respuesta llega a mi vestida con tu nombre. Debí saberlo, debí adivinarlo, pero a fuerza de intentar no reconocerte, he ido matando también la señales que antes tan inequivocamente delineaban tu presencia bajo este mismo cielo. De nuevo, como un pescado que muerde su propia cola, empezamos una vez mas el proceso vicioso de vernos sin decir esas palabras.




Thursday, July 19, 2007

[ En Macondo comprendí... ]



"...que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver". Sin embargo, yo he vuelto. Para mi volver a Macondo es una de esas pasiones que regresan intempestivamente cada 100 años o cada vez que la soledad me hace mella, y eso que mi apellido no es Buendía, aun así, en mi duermevela me imagino bordando con Amaranta en el corredor de las begonias, o huyendo del intenso revolotear de mariposas amarillas. Pienso que, en ese pueblo azotado por plagas inverosímiles pero probables, se engloban casi en su totalidad los mitos y creencias populares de América latina, muchos de los cuales le oí decir a mi abuela, que sentada en su mecedora, intentaba hacer que me comportase un poco mejor.
Me imagino conversando largamente con el coronel mientras aprendo a labrar pescaditos de oro y como animalitos de caramelo aderezados de insomnio, y cuando vuelvo al día día, encuentro hombres de miradas tristes, matronas que devuelven la sonrisa y solteronas rencorosas que vierten su láudano convertido en palabras necias.
No he conocido aún un hombre que al llegar haga temblar los resquicios más recónditos de mi alma así como los cimientos de la casa, un hombre que este tatuado de aventuras imposibles. Tampoco una mujer tan bella y tan inocente que se vaya volando sin más una tarde cualquiera. Jamás he visto un sembradío de plátanos, ni a un viejo cuerdo atado a un árbol hablar en latín.
Quiero aprender a estar aquí por siempre, a librarme del olvido y la soledad de la mano de un gitano vestido de negro, quiero ser alquimista, tomar la foto de Dios, votar por los liberales, oír cantar a Francisco el Hombre, vivir mas de 100 años, aprender a descifrar mi porvenir en el mismo instante en que sucede y vivir en Macondo.





Foto de: Hannes Wallrafen para el proyecto "una jornada en Macondo"

Wednesday, July 18, 2007

[ Gotas como Lagrimas ]

El son no apareció por ningún lado en todo el día.
No hubo más que humedad sobre las casas, humedad y tristeza.
He visto pasar un tren de carga, y otro tren llenode gentes,
con sus locomotoras echando humo hacia el bajo techo gris del día.
Los automóviles y los niños quejuegan en las calles también estaban friolentos,
rodeados de neblina.
¿Es el tiempo?, ¿es este tiempo sombrío el que pone el corazón a soñar?
¿Qué música inaudible es la tristeza?
Porque todos los deseos de pronto se echan al suelo,
cansados, con los ojos cubiertos de lágrimas.
Y un solo afán, derrotado y obscuro, sigue adelante.
Esta gana de vivir a pesar de todo,
este amor amputado que se levanta sobre sus propios muñones,
¿qué es, si no tristeza, perdón maldito, trago amargo?
Nadie va a saber cuando llegue la noche.


Jaime Sabines

Tuesday, July 10, 2007

[ mi inventario ]



Tus grandes ojos marrones,
tu pelo castaño claro,
los hoyuelos que aparecen cuando ríes,
la ceja perfectamente delineada y traspasada por el metal,
las pestañas como telarañas,
tu boca delgada y perfecta,
tu piel sabor canela y color otoño,
tu búsqueda incansable de verdad,
las dudas que te embriagan,
los miedos escondidos,
las horas perdidas (nunca conmigo),
tus números rojos,
los volcanes, tu cielo, mil iglesias,
ebrias noches clandestinas,
persianas que matan el día,
tormentas que conspiran contra ti,
tus fotos, tus colores, tus desfiles, mis sueños,
tu mano en mi mano, un par de litros de tequila,
las metáforas, dos o tres orquideas,
el nudo que aparece en mi garganta,
los cuerpos donde te busco,
los cuerpos donde te pierdo,
los amores que eh pospuesto,
mis octubres y tu agosto,
tus 24 y mis 28,
una mala película,
un puente a todos lados,
este amor,
ningún milagro.





Friday, July 06, 2007

"En otro tiempo la naturaleza humana era muy diferente de lo que es hoy. Primero había tres clases de hombres: los dos sexos que hoy existen, y uno tercero compuesto de estos dos, el cual ha desaparecido conservándose sólo el nombre. Este animal formaba una especie particular, y se llamaba andrógino, porque reunía el sexo masculino y el femenino; pero ya no existe y su nombre está en descrédito. En segundo lugar, todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías, unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que reunía estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la generación, y todo lo demás en esta misma proporción. Marchaban rectos como nosotros, y sin tener necesidad de volverse para tomar el camino que querían. Cuando deseaban caminar ligeros, se apoyaban sucesivamente sobre sus ocho miembros, y avanzaban con rapidez mediante un movimiento circular, como los que hacen la rueda con los pies al aire. La diferencia, que se encuentra entre estas tres especies de hombres, nace de la que hay entre sus principios. El sol produce el sexo masculino, la tierra el femenino, y la luna el compuesto de ambos, que participa de la tierra y del sol. De estos principios recibieron su forma y su manera de moverse, que es esférica. Los cuerpos eran robustos y vigorosos y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el cielo, y combatir con los dioses, como dice Homero de Efialtes y de Oto. Júpiter examinó con los dioses el partido que debía tomarse. El negocio no carecía de dificultad; los dioses no querían anonadar a los hombres, como en otro tiempo a los gigantes, fulminando contra ellos sus rayos, porque entonces desaparecerían el culto y los sacrificios que los hombres les ofrecían; pero, por otra parte, no podían sufrir semejante insolencia. En fin, después de largas reflexiones, Júpiter se expresó en estos términos: Creo haber encontrado un medio de conservar los hombres y hacerlos más circunspectos, y consiste en disminuir sus fuerzas. Los separaré en dos; así se harán débiles y tendremos otra ventaja, que será la de aumentar el número de los que nos sirvan; marcharán rectos sosteniéndose en dos piernas sólo, y si después de este castigo conservan su impía audacia y no quieren permanecer en reposo, los dividiré de nuevo, y se verán precisados a marchar sobre un solo pié, como los que bailan sobre odres en la fiesta de Caco.
Después de esta declaración, el dios hizo la separación que acababa de resolver, y la hizo lo mismo que cuando se cortan huevos para salarlos, o como cuando con un cabello se los divide en dos partes iguales. En seguida mandó a Apolo que curase las heridas y colocase el semblante y la mitad del cuello del lado donde se había hecho la separación, a fin de que la vista de este castigo los hiciese más modestos. Apolo puso el semblante del lado indicado, y reuniendo los cortes de la piel sobre lo que hoy se llama vientre, los cosió a manera de una bolsa que se cierra, no dejando más que una abertura en el centro, que se llama ombligo. En cuanto a los otros pliegues, que eran numerosos, los pulió, y arregló el pecho con un instrumento semejante a aquel de que se sirven los zapateros para suavizar la piel de los zapatos sobre la horma, y sólo dejó algunos pliegues sobre el vientre y el ombligo, como en recuerdo del antiguo castigo. Hecha esta división, cada mitad hacia esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con un ardor tal, que abrazadas perecían de hambre e inacción, no queriendo hacer nada la una sin la otra."

"El Banquete" de Platón

Wednesday, July 04, 2007

[ Cuando eramos Dioses ]

El sol era agobiante a esa hora de la mañana, las 11y 20. Mis ojos aun intentaban acostumbrarse a la luz amarillenta que se filtraba a través de los lentes obscuros. De pronto, una visión surrealista capto mi atención, Dioses emplumados se paseaban entre los coches que hacían alto en el camellón, danzaban haciendo sonar sus pequeños tambores mientras las semillas y caracoles que forraban sus piernas brincaban como lluvia al ritmo de una flauta. La gente en los coches, con las ventanillas arriba, los miraba indiferentes, y eso, cuando los miraba. A veces alguna mano aparecía y les lanzaba unas monedas, símbolo extraño de la decadencia de las divinidades.
Pasaron quizás 2 minutos y el semáforo cambio al verde. Al pasar junto a ellos me dedicaron una mirada larga y triste que parecía gritar: -Nosotros, que antes danzabamos al sol por celebrarlo, danzamos ahora a esas peceras de metal. Ya no somos nada, no somos nadie, somos invisibles por no ser recordados como antes, cuando eramos Dioses.