[ insomne ]

Pensar en ti es un vicio incontrolable que adivino perpetuo, anidado en cada uno de mis poros, sembrado por ti y regado con sudor y lagrimas.

[ Cuando te conocí ]

y mientras tomabas tequila dejamos atrás dos almas rotas...

[ estupida canicula ]

No hay nada peor que salir a las 9 a.m y sentir un terrible calor sobre el cuerpo. Pienso, ¿que? pero si apenas debe estar amaneciendo!. Pero, he olvidado que es pleno agosto, cuando emulamos todos sin querer a esas lagartijas habitantes del desierto, cuando apenas podemos respirar entre tanto vapor caliente, sin una mínima brisa que aminore el ahogo. Intento estar fuera de un sitio cerrado el menor tiempo posible, pero, no puedo hibernar a la inversa.
Quisiera intentar no moverme para no crear mas calor, aún así, hay condiciones en las que eso resulta inevitable y termino bañada en sudor, eso si, a su lado. Y me compensa.
Después de la sal y el sudor, siempre vienen las gotas frías saliendo de una regadera, haciendome a su vez, salir al mundo mucho mas fresca y despejada.
Sonriendo como manquecita.

[ 5 ]

5 veces antes de un beso... 5 sonrisas, mas de 5 lágrimas.

cinco palabritas que suelo decir.

un día de buena suerte multiplicado por 5.

[ figure it out ]

"...my words are in this song

... my love for you is gone "

[ la misma canción ]

La misma canción

Uno escribe siempre la misma canción

sobre un niño con cara de viejo

que se atreve a volar bajo el cielo marrón,

que agoniza detrás del espejo.

Uno canta siempre la misma canción

otra noche en el bar de la esquina,

cerca de la estación donde duerme un vagón

cuando el tiempo amenaza rutina.

Uno sueña siempre la misma canción,

abanico de fuego en la nieve,

cuando el sol envejece al caer el telón

y es tan tarde la vida y tan breve.

Uno empieza siempre la misma canción

con los mismos acordes gandules,

con el mismo trabajo y la misma obsesión,

con andrajos de velos de tules.

Uno inventa siempre la misma canción

del poeta borracho y su musa,

del teclado mellado del acordeón,

del pecado mortal sin excusa.

Uno rumia siempre la misma canción

como un perro ladrando a la luna,

con la misma trompeta y el mismo trombón

de mariachi que estuvo en la tuna.

Uno acaba nunca la misma canción

sobre un viejo con alma de niño

que no pierde ocasión de afinar su cajón

de psicópata barbilampiño.