[ rostro ]

Es obsesivo, a veces lo encuentro entre la gente extraña que no parece reconocerme y a la que yo misma no conozco. Se pasea lentamente por los pasillos de mi memoria y me hunde a veces en un hondo pesar al descubrir que no siempre puedo contemplarlo.
Es tan perfecto que me duele, y mas aun, me martiriza. En el dolor de mirarte soy consciente de encontrar también la paz que no se si busco o aun, si quiero.
Es posesivo, no deja que nada ni nadie se acerque a mi, y aun dormida soy blanco de sus crueles acechanzas.
El olvido es algo que no conoce. Cada día se cierne sobre mi con mayor fuerza dejando a su paso cristalinos ríos de profunda incomprensión en los que naufrago sin importar ya si encontrare alguna vez la salida.
Ya no me asombra mirarme en el espejo y ver tu rostro sobrepuesto al mío, ya no me reconozco por que mis ojos son tus ojos imposibles, crueles y niños.
Tiene vida propia y se empeña en rondarme a cada instante y en todo lugar, lo descubro con asombro entre las paginas de un libro, entre mi respirar, en los azulejos, en el cristal de un auto, entre puertas plegadizas que se abren por segundos, en mi almohada, en mi ventana y siempre sobre el mío. Tu rostro tan profundamente odiado por la sin razón que causa. Y a través del tiempo y el mundo, tan buscado.