[ Distancia ]
Entre la madeja asfixiante de la tarde burocrática, la extraño.
Recorro con manos inexistentes sus ausentes labios,
Me cuelgo de la magia de esos primeros besos, y le hablo.
- Ven, mírame… Pero no quiere oírme.
Se aleja de mí hacia su propio mundo,
Y me abandona quedándose a mi lado.
Yo cierro los ojos, aguanto el aire,
Intento cruzar el puente invisible hacia sus ojos.
Mi corazón cierra lentamente sus parpados
Cansado de dolerse de sí mismo.
Se repliega, me atormenta, estúpido volcán equivocado.
Y al final de nada sirve, yo… la extraño.