Saturday, September 13, 2008

[ juegos de poder ]



Jamás pensé que pensaría en el poder. No es cuestión de que me importe o no, simplemente es cuestión de perspectiva.
El poder para mi era ejercido por alguien que lo tenía, de niña eso se resume a padres y maestros, y en algunas ocasiones a los malos del colegio, ya sabes, los típicos niños sobre desarrollados que pesan y miden el doble que tu, pero tienen la mitad de cerebro, suficiente para amenazar y robar el dinero del almuerzo. En estos términos el poder se limitaba a perder unos cuantos pesos. Desde ese estrato tan infantil de poder, hasta el estrato político - internacional, que genera conflictos bélicos, no pensaba en el poder en términos aterrizados, humanizados y aún peor, ejercido cínicamente.
El poder de aquel que es sumamente inteligente y además conoce profundamente los vericuetos del alma humana, es nulo. Hasta que se da cuenta de que lo posee.
No se si comienza cuando tienes un paciente cuyo conflicto has ayudado a resolver, cuando estudias el discutido fenómeno de la transferencia, o cuando simplemente después de algunos años de ayudar al prójimo estas tan comido por la rutina que decides experimentar, darle un giro a tu trabajo, un giro éticamente reprobable.
Entiendo cuando eso sucede, debido a que muchas veces el encanto personal que se posee, aunado a la inteligencia y el conocimiento de la psicología, combinado con un poquito de maldad y un ego muy grande dan como resultado un terrorista mental.
¿Cuantas veces no hacemos uso de la capacidad mental en forma negativa? Seamos honestos, lo hacemos todos los que la poseemos y los que no, son solo victimas.
Es por poder que juegas con sentimientos. Es por poder que seduces y abandonas, y recuperas el abandonado tiempo después, solo para volver a empezar.
Es innegable que el ego domina a veces incluso a aquellas admirables personas que ocupaban un lugar en tu panteón particular. Y cuado eso sucede, abres los ojos, miras alrededor, te observas a ti mismo y eres consciente del poder, el que ejerces sobre otros, el que se ejerció sobre ti, el que ejercen los demás con alevosía y ventaja sobre mentes inocentes, y almas lastimadas.
Yo me reconozco, lo confieso. Jugué ese delicado juego mucho tiempo, no me arrepiento, solo soy consciente, y es esa consciencia la que me hace reconocer en las historias tristes a otro jugador.
No juzgo, yo también jugué, pero aprendí a usar las armas como herramientas invaluables para mi trabajo, pero me pregunto si aquellos que juegan pensaran igual que yo.
La línea que nos divide a todos es muy clara, pero somos ambivalentes.

1 comment:

яαιηвσω ιη тнє ∂αяк said...

mm es cierto yo tampoco habia pensado asi del poder, bueno si pero al menos no tan conciente.
creo que aunq seamos kienes ejercen el poder o kienes esten bajo el dominio, lo mas shockeante es saber q lo tienes.
no comparto los juegos de sentimientos, no se me hacen validos porque lastimas a la gente. es cierto q nosotros en algun momento lo hicimos, pero lo importante es no repetirlo.